Putin está dando todos los pasos necesarios para que Moscú vuelva a ser polaca otra vez

Durante la Guerra Polaco-Rusa (1609-1618) se produjo un hecho que los rusos recuerdan bien pero parece que no lo suficiente.

Ucrania conquista en diez días más territorio ruso que Rusia en su invasión en ocho meses
Rusia supera unas pérdidas de 3.000 tanques en Ucrania, con algunos datos muy llamativos

En julio de 1610, 5.000 húsares alados polacos, la mejor caballería pesada de su época, destrozaron a un ejército ruso muy superior en número en la Batalla de Kłuszyn. Como consecuencia de aquella derrota, el zar Basilio IV de Rusia fue destronado y finalmente, el ejército de la Mancomunidad Polaco-Lituana, gobernada por el Rey Segismundo III Vasa, entró en Moscú, siendo nombrado nuevo zar el príncipe polaco Vladislao IV Vasa, que nunca llegó a ocupar efectivamente el trono ruso.

Este jueves, el dictador ruso Vladimir Putin amenazó a la OTAN con una guerra, una vez más, si países de la Alianza autorizan a Ucrania a utilizar misiles convencionales de largo alcance para destruir las bases militares rusas desde las que se están lanzando ataques contra la población civil ucraniana. No es la primera vez que Putin amenaza a la OTAN: lanzó amenazas parecidas cuando países occidentales empezaron a ayudar a los defensores de Ucrania al comienzo de la invasión rusa, cuando se formó la coalición para donar tanques a Ucrania y más recientemente cuando empezaron las donaciones de cazas F-16.

Hace años, las amenazas de Putin parecían lanzadas por un peligroso perro de presa capaz de destrozar a cualquier rival que se le pusiese por delante. Sin embargo, dos años y medio de invasión rusa de Ucrania han cambiado mucho esa imagen de Rusia. El ejército ruso está siendo humillado por unas fuerzas ucranianas muy inferiores en número, que no sólo han logrado impedir que Putin cumpla los objetivos que se marcó con esta invasión, sino que incluso han penetrado en territorio ruso, concretamente en las regiones de Kursk y Belgorod. Una ofensiva ucraniana que Putin aún no ha logrado expulsar de suelo ruso más de un mes después de su inicio.

En este tiempo, Rusia ha perdido más de 3.000 tanques en Ucrania, teniendo que recurrir a modelos obsoletos (T-54, T-55 y T-62) para suplir las enormes pérdidas de tanques más modernos que la industria rusa es incapaz de reponer debido a las sanciones occidentales. En estos dos años y medio, el ejército ruso ha demostrado ser una maquinaria corrupta y muy ineficaz en el campo de batalla, que sufre enormes pérdidas para poder avanzar escasos kilómetros, sumido en una concepción de la guerra que es la propia de los años de la Primera Guerra Mundial. Después de esta humillación, los ladridos de Putin ya no suenan como los de un perro de presa, sino como los de un caniche.

Por supuesto, Putin lo tiene muy fácil si no quiere que Ucrania lance misiles a territorio ruso: le basta con dejar de lanzar sus misiles contra Ucrania y retirarse del suelo ucraniano, un suelo que los rusos vienen pisando desde 2014 (con la anexión ilegal de Crimea y la toma de algunas partes de Ucrania oriental). Tanto las acciones militares rusas desde 2014 como la invasión iniciada en 2022 son la demostración de que Putin actúa como un imitador de Adolf Hitler, convirtiéndose en una amenaza para la paz en Europa. Sus amenazas constantes a la OTAN sólo sirven para confirmarlo, aunque sean los ladridos de un caniche.

El dictador ruso debería pensar un momento sobre un hecho evidente: si Ucrania ha podido humillar al poderoso ejército ruso, ¿qué pasaría si Rusia se enfrentase contra toda la fuerza de la OTAN? La Alianza Atlántica no sólo dispone de grandes cantidades de armamento mucho más moderno que el ruso, sino también de una industria militar tecnológicamente muy superior. Además, Rusia no es la única que tiene armas nucleares: EEUU, Francia y Reino Unido también las tienen, y Putin debería saber que usarlas sólo le garantiza que Rusia sea arrasada como respuesta. Putin es una mala persona, pero no está loco ni es tonto, aunque a veces lo parezca, y sabe que si quiere iniciar una guerra contra la OTAN, tendría que usar armamento convencional.

Con el estado actual del ejército ruso, y teniendo en cuenta el grado de poder militar que está alcanzando Polonia, si Putin declarase la guerra a la OTAN, posiblemente bastaría la acción del Ejército Polaco no sólo para frenar a los agresores, sino también para ponerlos en un grave apuro. Basta con decir que hoy Polonia es mucho más fuerte que en 1920, cuando los polacos derrotaron al Ejército Rojo en la Batalla de Varsovia. Así pues, con sus amenazas, con su actitud de matón y con su desastrosa forma de dirigir sus ejércitos, Putin parece estar dando todos los pasos necesarios para que Moscú vuelva a ser polaca otra vez.

Si Putin no estuviese tan cegado por su fanatismo imperialista, ahora mismo ordenaría retirar a sus tropas de Ucrania hasta que no quedase ni el resto de una suela de un soldado ruso en el suelo ucraniano. Es Rusia la que menos interesada debería estar en iniciar una nueva guerra, en la que tiene todas las de perder y que no sólo podría acabar con el mandato de Putin, o incluso físicamente con su vida (algo que sería un acto de Justicia, viendo los crímenes que está cometiendo en Ucrania), sino que Rusia podría dejar de existir y estallar en un montón de pequeñas repúblicas, en vista de que el pegamento que mantiene unido a ese país, que es su fuerza militar, ha resultado ser un ejército de pacotilla.

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Foto: Mikhail Svetlov.