La consecuencia previsible del putinismo y los oídos sordos de una parte de la derecha

Empecé a denunciar a la dictadura de Vladimir Putin desde este blog hace 16 años, con motivo de la invasión rusa de Georgia.

Las preguntas que Tucker Carlson no le hizo a Putin, que incluso llegó a justificar a Hitler
Ayer Churchill, hoy Zelenski: la razón de ser de ciertas críticas en un tiempo de guerra

En este tiempo he alertado no sólo contra la dictadura de Putin, sino contra la deriva ideológica de cierta parte de la derecha (afortunadamente minoritaria) para justificar a ese criminal, con unos argumentos que servirían perfectamente para justificar a criminales de masas como Hitler y Stalin. Desconozco si estos avisos han servido para algo, pero me temo que una parte de la derecha ha decidido hacer oírdos sordos a cualquier aviso sobre Putin y sus atrocidades.

En febrero de este año critiqué la entrevista que Tucker Carlson le hizo a Putin, en la que el dictador ruso llegó a justificar a Hitler sin que Carlson le cuestionara. Concretamente, Putin culpó a Polonia del inicio de la Segunda Guerra Mundial, acusando a Polonia de haber sido "intransigente" con las exigencias del dictador nazi de entregarle el corredor de Danzig. Es decir, que Putin culpó de la invasión alemana de Polonia al país invadido por no ceder a los deseos de Hitler: es lo mismo que los putinistas hacen con Ucrania.

Esta semana, Carlson volvió a exhibir su sesgo entrevistando a Darryl Cooper, un defensor de Putin que aprovechó la oportunidad que le brindó el popular periodista para presentar a Churchill como el mayor "villano" de la Segunda Guerra Mundial (una guerra provocada, no lo olvidemos, por dos dictadores y criminales de masas, Hitler y Stalin), y además banalizó el Holocausto, restándole importancia y afirmando que los alemanes "no tenían ningún plan y simplemente arrojaron a esa gente a campos de concentración. Y millones de personas terminaron muertas allí". Como ya hizo con Putin, Carlson no cuestionó esas infamias.

Todo esto no es casual ni fruto de un capricho. Forma parte de un discurso que no es nuevo. El año pasado ya señalé aquí el parecido entre las campañas de desprestigio contra Zelenski y las que sufrió Churchill. Por supuesto, ni el presidente ucraniano es perfecto ni lo era el primer ministro británico. Pero si algunos atacan a Zelenski porque sea imperfecto, sino porque personifica la resistencia ucraniana frente a la invasión rusa, que es el mismo motivo por el que Churchill sufrió (y visto lo visto, aún sufre) los ataques de algunos: por ser un símbolo de la resistencia británica contra la Alemania nazi.

¿Y ahora qué nos sugieren algunos? ¿Su idea de una nueva derecha es promover un discurso que sirva para blanquear a criminales como Putin, Stalin y Hitler? ¿Se supone que con esa corriente derechista tenemos que entendernos necesariamente, obviando el hecho de que apoye a un enemigo de Occidente que está cometiendo crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Ucrania, y que en su propio país se dedica a encarcelar y asesinar a quienes se le oponen?

Yo me niego a compartir trinchera con quienes apoyan a un criminal como Putin, y me importa un bledo si eso me obliga a quedarse solo. Llevo muchos años criticando a la llamada izquierda moderada por aliarse con los admiradores de tiranos como los hermanos Castro y Nicolás Maduro, y sería una incoherencia decir que puedo hacer la vista gorda con una parte de la derecha que considera a Putin como el mayor referente a seguir por parte de un conservador. Yo quiero lo mejor para mi Patria, y lo mejor no es imitar a un tirano como Putin ni formar parte de su criminal club de aliados (Irán, la China comunista, Corea del Norte y otros).