La invasión rusa de Ucrania y una invasión paralela que mucha gente pasa por alto

Elentir EN Sáb 17·8·2024 · 6:56 4

Llevo 16 años participando en redes sociales y en este tiempo he visto muchas veces un comportamiento concreto muy repetitivo.

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La vieja técnica del «miente, que algo queda»

Ese comportamiento lo muestran personas que empiezan un debate recurriendo a una mentira, tú se la desmontas y en vez de reconocer que estaban defendiendo una falsedad, prueban con otra y así sucesivamente, a ver si alguna de las mentiras cuela y así se salen con la suya. Es una forma de actuar tan rastrera como fácil, pues es más sencillo inventarse cosas que probar que son mentira. Para esto último necesitas conocer los hechos o documentarte al respecto, mientras que para emitir una mentira sólo necesitas un poco de inventiva y una total absoluta falta de escrúpulos y de vergüenza.

La invasión rusa de Ucrania es un buen ejemplo de esa forma de actuar, pero a muy gran escala. En este caso no es un usuario de Twitter el que intenta engañarte sacándose mentiras de la manga: es un estado el que intenta engañar a millones de personas, respaldado por una red de propagandistas que se ajustan a la conducta que acabo de describir, llenando las redes sociales de bulos que siguen ese viejo principio de la propaganda (ya comentado por el historiador griego Plutarco) que nos ha llegado resumido en la frase de "miente, que algo queda".

Las consignas que pretendían negar que habría una invasión

Antes de que las tropas rusas intentasen tomar Kiev, la consigna era ridiculizar a quienes avisábamos de que había motivos para pensar que la invasión tendría lugar. Los difusores de la narrativa rusa nos acusaron de estar comprados o alquilados e incluso de estar "instrumentalizados por servicios de inteligencia" y de practicar la "desinformación", la "propaganda" y la "manipulación mediática".

Las consignas que difundieron para justificar la invasión

Cuando Rusia puso en marcha la invasión, la consigna cambió: ahora Ucrania no tenía ninguna posibilidad de ganar la guerra y quienes apoyábamos a ese país éramos unos malvados que enviábamos a ucranianos a morir al frente, como si los ucranianos no tuviesen ninguna gana de defender a su país del invasor. Y ahora es Rusia la que no es capaz de defender su propio territorio, después de que las fuerzas ucranianas, ejerciendo su derecho a la legítima defensa, hayan decidido llevar la guerra al país del invasor.

Los propagandistas rusos también dijeron que muchos ucranianos recibirían a los rusos como libertadores, en un intento de blanquear una invasión criminal que desde el primer día se viene jalonando con crímenes de guerra contra la población civil por parte de los invasores, unos crímenes constantemente negados o cuestionados por los propagandistas prorrusos. La realidad es que esta invasión ha servido para consolidar la identidad nacional de Ucrania a un nivel sin precedentes, incluso entre los ucranianos de habla rusa.

Otra de las famosas mentiras para justificar esta invasión fue el bulo de los laborarios de armas biológicas en Ucrania, difundido una y otra vez por teóricos de la conspiración sin que en ningún momento se haya ofrecido ni la más mínima prueba que lo respalde.

Las mentiras para tapar la responsabilidad de Rusia

La maquinaria de consignas del Kremlin también acusó a Occidente de "rusofobia", que fue una de las palabras más repetidas por los fans de Putin en los primeros meses de la invasión. De esa forma, el rechazo a un ataque brutal de un país a otro era demonizado como un odio irracional al pobre invasor, presentado como si fuese una víctima.

Aderezando todo este chaparrón de mentiras, los propandistas rusos llevan dos años y medio afirmando que Rusia no es culpable de esta guerra, sin Occidente, EEUU, la OTAN y la propia Ucrania, que es el país invadido. Es decir, que pretenden que creamos que todo el mundo es culpable de esta guerra menos Putin, el canalla que ordenó la invasión, y Rusia, el país que la llevó a cabo. Es una de las mentiras más burdas y que se basa en tomar por imbécil a todo el mundo.

Las mentiras para tapar los crímenes rusos

Así mismo, muchos propagandistas rusos llevan dos años negando por sistema todos los ataques rusos contra la población civil ucraniana, a pesar de la abundancia de evidencias que los prueban, recurriendo constantemente a mentiras con las que el Kremlin venía a decirnos que los civiles asesinados eran en realidad soldados ucranianos o mercenarios occidentales. Fueron indiferente a las pruebas de civiles maniatados, arrodillados y asesinados fríamente de un tiro en la nuca en Bucha.

Los propagandistas prorrusos también han sido indiferentes a las evidencias sobre prisioneros ucranianos torturados y asesinados de las formas más brutales, pruebas que incluyeron cabezas cortadas y manos amputadas e un vídeo ruso mostrando un prisionero ucraniano siendo decapitado y empalado, vídeo que tenía como fin amedrentar a los defensores de Ucrania, pero que sólo sirvió para demostrar la clase de psicópatas que hay entre las tropas de Putin.

Una invasión paralela en la que el objetivo somos nosotros

La difusión de mentiras por parte del Kremlin y sus secuaces continúa a día de hoy. Podríamos hacer con ellas una recopilación a modo de enciclopedia de la vileza y la desvergüenza , que es lo que demuestran tanto los autores de esas mentiras como los que se dedican a difundirlas negándose a cualquier contraste con los hechos.

Al final, ese terrorismo propagandístico promovido por Moscú demuestra una cosa que algunos han pasado por alto, y es que en los tiempos actuales la guerra no se limita al uso de medios militares en el terreno de operaciones: Rusia desarrolla una invasión paralela cuyo objetivo es nuestra conciencia y lleva dos años y medio atacándola con mentiras, unas mentiras cuyo fin es justificar la invasión militar de Ucrania, negar los crímenes de guerra rusos e intentar que la agresión de Moscú contra el pueblo ucraniano tenga éxito. Un éxito que sería un gran fracaso para Occidente y que pondría en peligro a otros países aliados.

De la misma forma que los invasores tienen una red de cómplices en todo Occidente, quienes apoyamos la legítima defensa de Ucrania tenemos una forma de contribuir a ella: nuestra palabra. A la mentira no se la vence con la censura: se la vence con la verdad. Por eso, en gran medida, Rusia está perdiendo esta guerra por nuestras conciencias: la verdad es un muro mucho más sólido de lo que Putin se imagina, y somos muchos más los que estamos dispuestos a defenderla que los que están dispuestos a tragarse sin rechistar todas las patrañas del Kremlin.

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Foto: TASS.