Las tres opciones de los fanáticos que no quieren ver a madrileños en mi tierra gallega

Elentir ENGL Mié 14·8·2024 · 17:30 5

Todos los veranos, la izquierda saca a pasear su última estupidez, la turismofobia, porque sabe que genera noticias con facilidad en agosto.

¿Por qué la ultraizquierda rechaza el turismo legal y a la vez apoya la inmigración ilegal?

En las regiones españolas donde padecemos a movimientos separatistas, esa turismofobia se dirige contra los españoles que vienen de la Meseta y particularmente contra los madrileños. Por supuesto, la turismofobia es tan asimétrica como la idea que tienen algunos de que sobra gente en el planeta: los que sobran siempre son los demás. Así, los separatistas pueden ir de vacaciones a donde quieran, pero los demás no pueden hacer eso porque molestan a los separatistas.

Yo soy gallego, hijo y nieto de gallegos, vivo en Galicia desde que nací y a los separatistas les dirijo un mensaje muy sencillo: si no queréis ver madrileños en mi tierra gallega tenéis tres opciones: la primera es mudaros a otro sitio. Personalmente os recomiendo Corea del Norte. A mí no me gusta (su régimen me parece detestable), pero allí estaréis rodeados por fanáticos totalitarios como vosotros. El problema es que allí tampoco admiten fácilmente a los forasteros. La segunda opción es poneros una venda en los ojos, que os impida ver no sólo a los turistas del resto de España, sino también a cualquier otra persona o cosa que no sea de vuestro agrado. Os queda una tercera opción, que es mi favorita y es mucho más sencilla: fastidiaros.

Cuando un español va a pasar sus vacaciones a una parte de España, lo que está haciendo es ejercer el derecho que le reconoce el Artículo 19 de la Constitución: "Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional". Así que si algún totalitario no quiere ver españoles en una parte España, siempre puede irse a otra parte, taparse los ojos o -mejor aún- fastidiarse. Su intolerancia no está por encima de los derechos de los demás.

Por otra parte, no deja de ser curioso ver que los izquierdistas que piden fronteras abiertas y que apoyan la inmigración masiva e ilegal, al mismo tiempo no soportan ver a turistas españoles en una parte de España (salvo que los turistas sean ellos, claro). Obvian sin más todos los problemas que genera la inmigración masiva, pero después no quieren ver a madrileños en Galicia simplemente porque hablan en español, un idioma que también es la lengua materna y de uso habitual de muchos gallegos (los que tenemos que soportar las tonterías de esos fanáticos separatistas todo el año).

En el fondo, a esos fanáticos separatistas no les gusta la Galicia real: odian lo que siempre ha sido su propia tierra, una tierra célebre por su hospitalidad y un famoso destino de peregrinación desde hace más de un milenio. Basta con ver la estrella roja en las banderas separatistas para comprender que quieren convertir a Galicia en algo parecido a Cuba, Venezuela o Corea del Norte, una dictadura de extrema izquierda dirigida por un puñado de fanáticos paranoicos como ellos.

Yo, como gallego, agradezco que gente del resto de España venga a mi tierra (y en particular la gente de Madrid, una región en la que siempre me han tratado bien). Aquí los turistas del resto de España son siempre bienvenidos. De hecho, ese turismo genera trabajo y riqueza en Galicia. Quienes perjudican a mi tierra no son los turistas, sino los fanáticos que promueven la turismofobia.