Una reflexión sobre la sesión en la que se aprobó la infame ley de amnistía

Unos traidores están demoliendo España pero el 'problema' es que alguien lo diga en voz alta

Cuando Manuel Mariscal Zabala nació, en enero de 1992, yo tenía 16 años y ya estaba estudiando el tercer curso de Bachillerato (BUP).

Ley de amnistía: la lista de los diputados que han apoyado este colosal acto de corrupción
Sánchez mintió: sabía desde hace un mes que su mujer era investigada por corrupción

Manuel y yo no somos de la misma generación. Los jóvenes de mi generación crecieron en una España destrozada por el terrorismo, las drogas (que hizo grandes estragos en mi tierra, Galicia) y la corrupción política de los gobiernos socialistas de Felipe González (al que ahora algunos pretenden blanquear). Era una España que parecía no tener remedio y en la que el socialismo y sus vicios parecían una enfermedad incurable.

Mi generación ha crecido sin saber lo que es vivir bajo una dictadura, pero viendo cómo la democracia iba siendo destrozada poco a poco desde dentro por quienes decían defenderla. Esos terribles años son los que acabaron curtiendo la personalidad de grandes personas como Santiago Abascal (soy unos meses mayor que él), que se pasó gran parte de su juventud llevando escolta para no ser asesinado por ETA.

Doy gracias a Dios de que Manuel no haya tenido que vivir los tiempos que muchos españoles hemos vivido, porque muchos hemos ido acumulando una piel gruesa, a base de tanto daño, con la que a veces ya parecemos indiferentes a todo. A veces, viendo las cosas que hacen los mezquinos que nos gobiernan, pienso: estos canallas no van a conseguir quitarme la paz ni quitarme la calma. Es por eso que, seguramente, nunca veis palabras soeces en este blog. Me he vuelto más frío y calculador y prefiero tomarme un largo respiro antes de escribir. Yo no era así cuando tenía la edad de Manuel. Y lo digo con cierta envidia, como cuando Antonio Machado escribía aquellos versos: "Aguda espina dorada, quién te pudiera sentir en el corazón clavada".

Ahora, con la aprobación de la ley de amnistía, hemos visto el más claro acto de demolición de nuestra Patria y de nuestra democracia. Un acto escandaloso, indignante y que a muchos hace que nos arda la sangre. Ante algo así, la queja de algunos es que Manuel y otros miembros de Vox gritaron "traidor" a Sánchez por cometer un acto de traición tan claro como es violar nuestra Constitución y pisotear el Estado de Derecho para comprar su reelección. En vez de sangre, algunos parece que tienen horchata y ante algo tan grave sólo piensan en que nadie alce la voz, no vaya a ser que despierte a los españoles que todavía tienen la conciencia dormida. Parece que el "problema" no es que destruyan tu Patria, sino que eso te duela y lo digas en voz alta.

Este jueves, en el artículo que dediqué a esa colosal traición, puse la foto de Manuel señalando con el dedo a los traidores y gritándoles lo que son. Hoy la vuelvo a poner, debidamente ampliada. Ese joven de Talavera de la Reina que ayer se levantó de su asiento para reprobar esa traición sólo expresó con palabras lo que muchos españoles pensamos y nos gustaría gritar si estuviésemos allí. Ese grito es el de una sociedad española que asiste atónita a la demolición de la democracia y de su Patria y que reacciona ante ello, en vez de cerrar los ojos y callar. Ese grito es la espina dorada que muchos echamos de menos, porque la perdimos con el paso de los años y el peso de las decepciones.

Muchas gracias, Manuel, a ti y a tus compañeros de Vox, por llevar el grito de muchos españoles a la cara de esos traidores.

---

Foto: Vox Congreso.

No te pierdas las novedades y contenidos que te interesan. Recibe gratis el boletín diario en tu correo electrónico:

Comentarios:

  1. Maria

    Comparto, como no puede ser de otra manera y como creo que la mayoría de los españoles, el contenido del artículo.
    Escribo porque quiero resaltar el párrafo en el que se hace referencia a Felipe González… al que muchos ahora pretender blanquear. ¡Qué gran verdad!
    Yo tengo algunos años más que tú, Elentir, por lo que tuve la desgracia de que el felipismo me pillase de lleno justo en años decisivos en los que los jóvenes empiezan a pensar en su futuro. No era solo Felipe González y esa lengua de víbora de Alfonso Guerra (otro que ahora lo quieren hacer parecer un santo), eran Ayuntamientos y Comunidades donde se encargaban de apañar a «los suyos» mientras que los que no éramos «de los suyos» nos moríamos de asco.
    P.D. Mi infancia sí que fue la época más tranquila y feliz de mi vida, gracias a Dios.

  2. wladimir

    es cierto…

    al parecer en este momento nadie se hubiera atrevido a decir las cosas como son…pero al ver la aprobación de la ley de amnistía,ya eso fue el colmo…me parece muy bien que la bancada de VOX le hayan dicho «traidor» a el lider supremo del Regimen PSOE Pedro Sanchez…

    una traicion como esta no tiene nombre y va a tener consecuencias a corto y largo plazo en la sociedad Española cosa que a esos que aprobaron esta ley de amnistina no se han dado cuenta o aun sabiendolo estuvieron de acuerdo….ellos al igual que su lider son una partida de traidores….que se han dedicado a destruir el estado de derecho y la estabilidad de la democracia Española….

  3. FaramirGL

    ¡TRAIDORES! El socialismo es LO PEOR que le ha ocurrido a la humanidad en toda su historia y el PSOE, lo peor que le ha ocurrido a España.

    Malnacidos, corruptos y traidores, del primero al último de ellos.

  4. jomeca

    Cuando uno se sienta a jugar una partida de cartas donde se juega ganar o perder un gran premio o, lo que es más importante, ganar o perder una parte importante de patrimonio pendiendo de dicha partida, no imagino yo a ningún jugador participante admitiendo que dicho evento se desarrolle de forma previamente trampeada o viciada y no se levante, con puñetazo incluido en la mesa, para dar al traste con dicho evento.

    He puesto la entrada anterior por la enorme analogía que, al menos en mi opinión, estamos viviendo de un tiempo atrás hasta nuestros días en todo lo referente a la acción política y legislativa de este país desde determinadas instancias como el gobierno (con sus respectivos grupos parlamentarios y los partidos políticos subyacentes a ellos), la presidencia del congreso, el TC, la FGE, el propio PP (y todo su grupo parlamentario), algunos, y no pocos, elementos del poder judicial, incluidos elementos de la fiscalía, además de otras muchas instituciones donde hay una responsabilidad intrínseca por omisión o silencios cómplices, finalizando, como no puede ser de otra manera, por el propio jefe de estado.

    Y he puesto la analogía de la partida, citando a todos sus participantes, o lo más relevantes, en el párrafo anterior porque algunos de ellos tuvieron que hacer como ese jugador que vista la trampa o el vicio, tendrían que haberse levantado, con puñetazo en la mesa, abortando la partida. Y para mí, aquí reside lo grave de la situación, y no es otra que el haber admitido (y seguir haciéndolo, aunque ya es muy tarde) el mantra de que ninguna institución, organismo, incluido el propio jefe del estado deba pegar el puñetazo en la mesa porque lo impide el propio ordenamiento jurídico cuando es, precisamente, el propio ordenamiento jurídico el que está dinamitándose, empezando por la propia CE.

    Una parte importante de la sociedad, la oposición en tromba (me refiero fundamentalmente al PP y todo su grupo parlamentario), instituciones varias del estado (FFAA, Poder Judicial y otras muchas) han admitido jugar una partida donde se sabe de antemano que está viciada con señas falsas y cartas marcadas, negándose a levantarse de la mesa, negarse a continuarla, solo porque el supuesto código de caballerosidad así lo exige.

    Cuando se quiebra el código, el orden y el ordenamiento, se ha quebrado para todos, y por lo tanto quien ostenta la máxima responsabilidad, en mi opinión, debe pegar el puñetazo en la mesa y parar la partida, porque llegados a ese punto lo más importante que queda es la legitimidad (y no la legalidad cuando esta está totalmente quebrada) y, además por el enorme, clamoroso apoyo social, hay una total legitimación, si es que todavía creemos que la soberanía, quebrada la legalidad, sigue residiendo legítimamente en el pueblo.

    Y es en este punto, donde, y repito según mi opinión, el jefe del estado tiene la legitimidad y la legitimación para, al menos, tratar de parar toda esta locura. Se requiere valentía y decisión, cierto, pero el peso de la púrpura conlleva cierto tipo de decisiones complicadas en momentos difíciles ¿Qué legalidad vamos a exigir cuando se le ha pegado la patada en todo el trasero y nos han puesto la partida en un punto donde todo está marcado y trampeado?

  5. Alberto77

    EL PP ES EL PROBLEMA DE ESPAÑA

    https://www.youtube.com/watch?v=KSIL6b3LKMo

Opina sobre esta entrada:

Debes iniciar sesión para comentar. Pulsa aquí para iniciar sesión. Si aún no te has registrado, pulsa aquí para registrarte.